jueves, 3 de diciembre de 2009

Culebra de escalera (Rhinechis scalaris)

Culebra de escalera. Ejemplar adulto

La culebra de escalera debe su nombre al peculiar dibujo que muestran en el dorso los individuos jóvenes, compuesto por dos líneas longitudinales atravesadas por líneas transversales, que se asemeja a una escalera con peldaños.
En los individuos adultos, las líneas transversales desaparecen con el tiempo, dejando únicamente las dos franjas longitudinales.
La culebra de escalera está presente en la península ibérica, así como en una estrecha franja del sudeste de Francia y en el noroeste de Italia, por lo que se la puede considerar, prácticamente, como un endemismo.
Hábitos
Esta serpiente es de hábitos fundamentalmente nocturnos, ya que acostumbra a buscar sus presas al atardecer y primeras horas de la noche, aunque si la necesidad es apremiante, se la puede encontrar también durante el día, evitando las horas más calurosas.
Morfología
Morfológicamente, tienen la cabeza pequeña, con un hocico puntiagudo y pupilas redondeadas.
Los individuos adultos alcanzan alrededor de 1 metro de longitud, de media, aunque pueden llegar a los 1,5 metros, por lo que es, después de la culebra bastarda, la serpiente de mayor longitud de nuestra península.
De acuerdo a la presencia, ubicación y tipo de ponzoña, este ofidio se clasifica como aglifo, presentando los dientes del maxilar superior del mismo tamaño y macizos. Carece de veneno y por lo tanto, de aparato inoculador.
Los ejemplares jóvenes presentan un dibujo dorsal negro, semejante a una escalera, con un color de fondo amarillento. El vientre es de color claro uniforme.
Los adultos son pardos, con dos bandas longitudinales dorsolaterales de color oscuro, aunque se pueden encontrar también individuos completamente lisos. El vientre también es de color claro uniforme.
Distribución
Es una especie muy común en la península ibérica, donde tan sólo falta en una estrecha franja que va del País Vasco a Galicia.
Ocupa preferentemente ambientes secos y soleados, con setos o matorrales cercanos, bosques abiertos y cultivos de secano, aunque necesita para subsistir de un cierto grado de humedad, que la hacen habitual en los sotos ribereños.
En la mitad sur de la península habita medios con formaciones boscosas aclaradas, mientras que en la mitad norte prefiere lugares más despejados y áridos con vegetación escasa o cultivos.
Alimentación
Los ejemplares adultos se alimentan casi exclusivamente de micromamíferos, aunque en ocasiones pueden capturar pequeños reptiles o crías de aves, gracias a sus buenas actitudes trepadoras.
Costumbres
Rhinechis scalaris es una especie muy agresiva. Cuando se siente amenazada puede erguirse, emitiendo un fuerte silbido y no dudará en atacar a su agresor si intenta cogerla. Aunque su mordedura no reviste ningún peligro, no está carente de dolor.
Se encuentra activa desde marzo hasta noviembre, ya que durante los meses más fríos, se oculta en pequeños refugios donde entra en letargo.
Por su termofilia, utiliza a menudo las carreteras para desplazarse y obtener calor, por lo que numerosos ejemplares mueren atropellados.
Reproducción
Es una especia ovípara. Los cópulas tienen lugar durante la primavera, poniendo de 5 a 25 grandes huevos, en el mes de julio.
La eclosión es tardía, teniendo lugar, aproximadamente, durante el mes de octubre.
Factores de amenaza
Aunque no está catalogado como una especie en peligro, la gran cantidad de amenazas que se ciernen sobre los reptiles en general, conlleva que cada vez los individuos sean menos longevos y por lo tanto, disminuya su capacidad reproductiva.
De entre las principales amenazas a las que se ve sometida esta especie destacan la destrucción o fragmentación de sus hábitats naturales (setos entre cultivos y sotos ribereños), la acumulación de pesticidas en sus tejidos y huevos y, sobre todo, la persecución y muerte directas a manos del hombre.
Esta especie es, junto a la culebra bastarda, una de las serpientes más atropelladas en nuestras carreteras y caminos.
Entre sus predadores naturales destaca el águila culebrera.
Aunque está catalogada como de Preocupación Menor, hemos de tener siempre presente que prácticamente toda su población se ubica en la Península Ibérica, por lo que constituye responsabilidad nuestra su estatus de conservación.

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